viernes, 28 de enero de 2011

Toda una aventura

Dejar Trujillo no fue cosa fácil, el micro salia de noche y tardaba muy poco en llegar a Piura, mi próximo destino y que te dejen en la calle a las 4:30 de la mañana no es algo muy seguro que digamos. Pero por suerte por 2 soles te llevan a la empresa que te saca de Perú rumbo a Loja y podes dormir en e suelo hasta que sea de día y te podas tomar el micro.
El calor de esa ciudad es insoportable y no tiene ningún atractivo asi que fue un alivio abandonarla. Los micros de Ecuador no tienen los asientos fijados así que podés sentarte en el que gustes que no hay problema, con suerte podrás viajar la mayor parte del recorrido con dos asientos para vos solo. Los trámites de la frontera por el paso de Macara es muy rápido y no te revisan nada, podrías pasar lo que se te ocurra.
Una vez en Loja, ciudad poco interesante, lo mas inteligente es ir a Vicabamba. Es un pequeño pueblo muy bonito que tiene una reserva ecológica cerca. Ahí tuve que dormir en mi carpa ,la cual descubrí que estaba rota, para pasar anoche. Con el ahí me refiero a un pastito que había en la parte de atrás de la terminal.
Acá es donde empieza la aventura divertida. Cuesta encontrar el lugar pero la experiencia vale la pena. En la entrada hay un libro de registros unos mapas con indicaciones y una caja para que deposites 2 dólares. La gente honesta los pone; pero para un viajero pobre esos 2 dólares significan dos comidas jajajaja. Una vez adentro, con la mochila gigante que tenía todas mis cosas, empecé a aventurarme por un cerro que se veía bonito. Se tornaba un poco peligroso por la lluvia y el barro a medida que subías y el camino se iba estrechando cada vez mas y veías una hermosa caída en tus pies. Pero a pesar de todo era fácil ir pasando entre la vegetación y la humedad terrible que había, con ruido de cientos de pájaros que nunca vi.
Todo iba bien, casi me llevo unos cactus conmigo, hasta que el camino se bifurcaba y no se notaba bien por donde había que seguir. Elegí el camino que parecía mas camino, el otro ni siquiera lo vi. Al principio era fácil caminar por la quebrada; pero en un momento el camino terminaba súbitamente y tuve que elegir otro. Por el costado pasaba una ladera bastante empinada que parecía transitable, y así lo era por lo menos en principio. Hasta que el barro y la inclinación era muy fuertes para continuar normalmente. Varias veces estuve por caer   colina abajo y romperme los sesos; por suerte no fue así. Lo que si pasó es que casi llegando a la cima, mi idea era llegar a la cima y encontrar el camino una vez allí, el camino se hizo imposible de seguir. Cada paso que daba podía significar una internación una vez que me encontraran. Decidí bajar pero era mas peligroso que intentar subir.
Saben lo que es tener que quedarse a la interperie en una pendiente de unos 60º y llena de barro, haciendo equilibrio y mucha fuerza para no rodar rumbo a las rocas? No tenía ganas de eso, solo quedaba la locura.
Si te dejabas resbalar un poco a unos metros había un árbol del cual agarrarse, justo elegí una rama con espinas y me raje la mitad de la mano; pero seguí deslizándome hasta llegar a la zona de la quebrada que antes me pareció intransitable. Es mas fácil bajar por las rocas que por el barro. Me encontré con obstáculo y no podía pasar con la mochila gigante, recuerden que nunca la dejé, así que la lancé varios metros de caída libre para después bajar yo aferrándome a unas rocas. Logré llegar a la quebrada, pero el camino seguía siendo difícil. Arrancando arboles de  raíz y lanzándome por caídas bastante grosas lanzar la mochila se convirtó en regla general.
No sabía que iba a ser de mi; pero tenía la convicción de que iba a salir de esa locura. No se imaginan mi satisfacción al volver a ver el camino que bajaba!!!!
Estaba aliviado pero sin ganas se seguir ahí. Decidí irme a la mierda y relajarme por unos días en otra ciudad. Cuenca me estaba esperando.

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