miércoles, 16 de febrero de 2011

Escalando el Cotopaxi

Erase una vez en Quito, nos encontrabamos con mi amigo cordobés en la casa de unas americanas que quien sabe que puta hacían en Ecuador. Teniián una gata hermosa que yo la llame Pantera, y la verdad que era agradable estar con ellas porque eran muy divertidas.
Se preguntarán que carajo tiene que ver con escalar un volcán. La cosa es que a la casa de esas americanas que tenían un gato hermoso llegó un chabón de Canadá que también quería escalar el Cotopaxi como yo, y la verdad es que yo tenía todo preparado y lo único que me faltaba era un compañero para hacerlo. Se lo dije y accedió de inmediato. Averiguamos cuando era el mejor día para hacerlo y era el jueves en la noche, este volcán requiere escalar en hielo por lo cual hay que hacerlo de noche porque la nieve esta mas dura.
Alquilamos el equipo y nos mandamos con mi carpa, los slepping y una cocina a garrafita. El bus que va a Latacunga te deja en la entrada al parque y de allí una camioneta te lleva cerca del rufugio. Es una mierda caminar con todo el equipo hasta arriba; pero vale la pena porque nos ahorramos muchos dólares yendo por nuestra cuenta jajaja.
El clima no estaba mal, no estaba despejado como decían pero era posible sobrevivir. Como nosotros eramos demasiado rata como para pagar el refugio que cuesta 20 dólares, entrada al parque aparte ($2), preguntamos donde armar la carpa aunque el lugar que nos dijeron era una mierda llena de nieve pudimos ver una estructura de cemento donde la armamos. Terminamos antes de que anocheciera y nos metimos adentro para tratar de cocinar, en toda la vuelta no habíamos almorzado. No se que mierda pasó pero no pudimos prender la cocina y por ende no comimos la pasta que llevábamos. En lugar de eso tuvimos que ingerir media zanahoria, medio pimiento crudo, algunos dientes de ajo y sopa que hicimos con un sobrecito de knorr y nieve, no era la mejor comida del mundo pero estábamos muriendo. A eso de las 6 pm intentamos dormirnos; pero en una carpa de una persona ocupada por dos y sus mochilas además de el bolsón con el equipo no era muy fácil. Eso sin contar el frío abrasador que estamos pasando; no se si han acampado en la playa pero todas tus cosas terminan llenas de arena, acampando en la nieve todas tus cosas terminan llenas de nieve que se derrite y todo lo que haya dentro termina mojado.
Sin haber dormido un carajo nos levantamos un poco antes de las doce para prepararnos para salir. Intentamos comer pero lo único que pudimos tragar fue el poco de sopa que quedaba. Sin mucho combustible en nuestros estómagos emprendimos la aventura siguiendo las pisadas de un grupo de franceses que iba adelante.
Al principio todo iba muy bien y caminar por la nieve en medio de la noche era genial. Hasta que empezaron los problemas con los grampones que se me salían a cada rato porque eran una mierda!!!!!!!!! De todos modos era un obstaculo superable y seguimos caminando sin demasiados problemas. Llevábamos varias horas y estábamos cerca de la cima, como a una hora no más, cuando se empezó a sentir la falta de energía.
Ese es un momento que marca mucho en la vida de un deportista extremo, había que decidir si abandonar y volver sobre nuestros pasos o arriesgarnos a morir en el intento de hacer cumbre. Después del debate decidimos volver y les comunicamos al guía de los franceses por medio de gritos, nos comentó que se acercaba una tormenta lo cual sirvió para asegurar nuestra decisión.
Al poco rato perdí por completo mis energías y sentí que no iba a lograr volver; pero siempre con mi idea de nunca rendirse. La verdad no se que hubiera sido de esa idea sino hubiera tenido el apoyo de Derek, el canadiense, el cual nunca me dejó rendirme a pesar de que me caí muchisimas veces porque ya no sentía mi cuerpo. En medio de todo eso perdí un puto grampón, pero era impensable volver por el. No se de donde saque las energías para lograrlo pero tras algunas horas de caídas y levantes y mas caídas logramos divisar la carpa, era un montón de nieve que sobresalía. Me caí hasta el último paso pero logré llegar. Otro de los obstáculos que tuve que superar fue el sueño, hacía horas que me dormí y nunca había tenido frío hasta que me metí en la carpa y empece a tiritar alarmantemente. Pensé que moría de hipotermia y todo estaba mojado. Derek tubo que ayudarme a sacarme la ropa mojada y meterme en el slepping. Después de unos largos minutos todo pasó y salió el sol, nos preparamos y fuimos al refugio para poder irnos. Amablemente nos convidaron te y pan lo cual nos dio un poco de energía.  Tras una larga espera para conseguir una camioneta que nos bajara en medio de la nieve y cagados de frío llegamos a la entrada donde cogimos un bus hasta Quito.
No quiero contar la miera que pasó cuando fuimos a devolver el equipo y faltaba el grampón; pero la cosa es que perdimos 60 dólares.

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